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domingo, 22 de diciembre de 2013

PREGUNTA S.A.

¿Quién es el dueño de septiembre?
¿Quién recuerda los obvios beneficios
             del invierno,
                    del futuro,
                        o del silencio?
¿Quién nos garantiza lo ordinario?

¿Dónde se almacenan las ausencias?
             ¿o la infancia?
                      ¿dónde la impaciencia?

¿Cuándo crecemos? y, sobre todo, ¿por qué?

Tú, que pareces tan list@, 
dime:
                    ¿Cuál es la unidad de medida
                     del desamor? 
                     Y... ¿tiene múltiplos?


domingo, 24 de noviembre de 2013

SPAM


Recuerdos anónimos pueblan
mi memoria,
se esconden entre pliegues,
entre arrugas.
En las curvas estrechas pronuncian
su letanía.

Y no encajan, no han sido nunca míos.

De alguna forma lo sé:
son fragmentos perdidos
de alguna otra conciencia
que vienen a reproducirse,
a ocupar,
huérfanos de su legítimo propietario.

Recuerdos virales,
spam,
pensamientos agazapados
entre las coherentes líneas de mi historia,

               transforman
                                matizan
                                             reformulan

mis experiencias más sólidas:

alteran
el sentido de cada rostro;
la luz suave, cálida,
ahora es bruma
o, al contrario, 
se desmiente y
deslumbra y ciega;

las palabras de aliento
tienen ahora segundas lecturas,
intenciones torcidas;
los tonos agrios del sarcasmo
tiñen los elogios antiguos;

lo ingenuo decae en absurdo
o infantil
o estúpido.

Recuerdos injertados
que se reproducen,
se adaptan, migran y mutan:
y puede que, más tarde, 
y desde aquí,
                                         te infecten.


viernes, 15 de noviembre de 2013

ENTRETEXTOS (1) [el poema que había allí dentro]


(DE)GENERACIONES (II)

de Enric González

Navegar la vida,
tan voraz y descerebrada,
sacrificada en la guerra
de nuestros antepasados,
a ratos fanática y a ratos
abúlica,
abrazada a un cuerpo presente.

La libertad sobrevive,
de momento
(simples cuestiones contables:
irá replegándose, emigrando)

Lo único a nuestro alcance
no existe más allá de mañana:
una asfixia en proyecto
(en nombre de quienes vengan
después).






Generaciones

elmundo.es


Navegar junto a la costa mediterránea obliga a pensar en el destrozo cometido. Quién iba a decir que mi generación, la de quienes hemos pasado ya la mitad de la vida, resultaría tan voraz y descerebrada. En unas pocas décadas hemos cubierto de cemento el litoral y lo hemos alicatado con un gusto atroz; hemos generado una deuda (el casi billón del Estado, más las autonomías, los ayuntamientos y lo privado) con la que, incluso tras la previsible reestructuración, cargarán nuestros descendientes; hemos permitido que la corrupción se filtrara por todas partes hasta convertirse en endémica. Hemos dejado, en fin, el país hecho unos zorros.
Tenemos algo de Sísifo. Las dos generaciones anteriores, la sacrificada en la guerra civil (especialmente en el bando perdedor) y la que sobrellevó el franquismo, legaron una cierta herencia material pero le añadieron, por desgracia, serias flaquezas morales: un vago ánimo de revancha, un desprecio abstracto hacia lo público y, lo peor, la íntima convicción de que el largo puteo ejercido sobre nuestros antepasados nos otorgaba derechos inalienables.
Mirando hacia más atrás vemos algo parecido. Las generaciones del siglo XIX español, tan terrible, legaron una España cada vez más pobre y dividida, a ratos fanática y a ratos abúlica, abrazada a los jirones de un imperio ya fallecido pero aún de cuerpo presente.
El gran proyecto de nuestra generación consistía en la libertad, el europeísmo y la prosperidad, unidos en un solo paquete. La libertad sobrevive, de momento. La prosperidad se ha terminado y el europeísmo se ha reducido a simples cuestiones contables. El proyecto Erasmus, que no se inventó para que los jóvenes retozaran, sino para habituar a la nueva generación a compartir un espacio único, el europeo, con sus idiomas y su diversidad, irá replegándose. Para qué dar becas, si los chavales acabarán emigrando sin coste para el Estado.
¿Qué podemos hacer? Lo único a nuestro alcance, porque no cuesta dinero, es mejorar la moral pública. Y tal vez recuperar el europeísmo como ideal, no como ubre. No parece, sin embargo, que vayamos a ponernos a ello. Cada uno, dentro de su ámbito (desde la clase política a las castas profesionales), intenta salvar lo que puede y ocultar los pufos bajo la alfombra. El futuro no existe más allá de mañana. Hemos convertido lo que llamamos austeridad (en realidad una asfixia del crecimiento) en el único proyecto colectivo. Pronto, en nombre del empleo, volveremos a edificar y a quemar recursos ambientales. Quienes vengan después nos estarán eternamente agradecidos.


martes, 15 de octubre de 2013

iRacional

Soy tan impaciente
que me despierto
exigiendo un nuevo día
cada noche
(y me enojaré si no vuelve
cada día, también,
a despertarme).

Soy tan impaciente
que no atiendo a razones,
ni al credo,
ni al reloj,
ni a los consejos de los médicos,
ni al amor,
ni a la suerte.

Aunque soy, también 
(y de algún modo), 
equidistante:
y me espero,

siempre que me dejo,

siempre que puedo.

martes, 10 de septiembre de 2013

JUSTICIA POETICA

Recordad:

Szymborska escribió: 
"Yo tenía razón. Sólo que eso no significa nada"

Brecht escribió: 
"pero el corazón sigue moviéndose deprisa/ y la sonrisa sigue siendo dulce"

Celan escribió: 
"Ruega, Señor, ruéganos, estamos cerca"

Auden escribió: 
"en la prisión de sus días, enseña al hombre libre cómo dar gracias"

Cristina Peri Rossi escribió: 
"Orad:  ella ha abierto sus piernas. Todo el mundo arrodillado"

Maiakovski escribió: 
"¡Encender toda el alma para una tan solo! ¡Ordenarle que arda con mis versos!"

Ajmatova escribió: 
"Toma para esto cualquier forma, irrumpe como granada arrojada, o furtivamente, con una pesa, como un bandido experto"

¿Pessoa? escribió: 
"El poeta es un fingidor. Finge tan completamente que hasta finge que es dolor el dolor que de veras siente."

Jean Cocteau escribió:  
"La poesía es imprescindible, pero me gustaría saber para qué"

es justicia (poética) que pido en Murcia a 22 de Julio de 2013

domingo, 7 de abril de 2013

SED NOLI MODO


Da mihi castitatem, continentiam,
sed noli modo.
Agustín de Hipona


Dame la tranquilidad, la sabiduría,
dame el descanso del guerrero
(pero no me ahorres el enigma de la batalla).

Dame el genio, el talento, dame el éxito,
dame las palabras, 
indícame su orden adecuado,
pero aún no, no ahora
(cada cosa a su debido tiempo).

Dame conocimiento, habilidad, potencia,
dame crédito: 
pagaré con la felicidad
de mi esfuerzo.

Dame sexo, dame amor, amor del bueno,
dame el gesto del que se sabe satisfecho,
dame la oportunidad de descubrir
lo que los muertos se llevaron a la tumba
con ellos.

Dame el último aliento, el resultado
de la fórmula exacta de la proporción adecuada,
(para tan necesaria investigación, solo,
dame deseo).

Dame el final,
pero al final,
sed noli modo.

miércoles, 27 de febrero de 2013

RIMA @sonante

Sólo el poeta sabe
que Navidad rima con Kamikaze,
que la intelijencia es aguda
y "corazón" una palabra demasiado llana.

Sólo el poeta conoce
la métrica adecuada para el desfile
de palabras perfectamente armadas.

Sólo el poeta encuentra
belleza en el paisaje de un diccionario
mientras las metáforas se le caen
sin ton ni son
desde los bolsillos rotos;
sólo el poeta pierde el tiempo
por ganar tiempo
jugando con un punto y coma
que revolotea entre papeles.

Sólo el poeta habla claro
de la improbabilidad del futuro imperfecto,
de la eternidad encerrada en su pecera,
nadando en una perpetua derrota.

Sólo el poeta sabe
y ni aún así.




martes, 19 de febrero de 2013

MERITOCRACIA

Merezco esta vida
y luego (desde luego)
algo más, o mejor.

Merezco el azúcar en el café
cada mañana
y tu sonrisa y una luz,
(por favor, radiante)
entrando por la ventana.

Merezco las caricias
de un amor correspondido
y, al menos, la mitad de las ganancias
de los negocios que arruiné
(sin motivo).

Merezco el balón de oro
y el unánime reconocimiento
a mi aliento poético, a mi simultánea
habilidad para el regate en corto
y para, por, sobre
la rima interna.

Merezco tanto
por haber tenido la decisión
la tenaz voluntad, el talento
de nacer aquí,
en el momento preciso,
de ser de (mi) buena familia,
de acumular sin (aparente) esfuerzo
títulos, puntos, menciones:
todo este (re)conocimiento.

Merezco tanto, sí,
que me asusta pensar
cómo pudo ser mi vida
con mucha menos
–de tanta como merezco–
suerte.

miércoles, 23 de enero de 2013

PUEDO



Puedo sacar flaquezas de mi fuerza
mientras asedian mi bien ganada soledad.

Puedo armar un ejército de excusas
y buscar entre palabras
un mal remedio al frío del destiempo,
a la ocasión perdida,
al silencio espeso y torpe,
al balbuceo.

Puedo partir una lanza
o batirme en duelo,
puedo fingir arrojo
cuando la batalla, hace tiempo,
terminó.

Puedo, eso sí, contar los cuerpos,
hacer balance,
confirmar las pérdidas,
abrir la herida que me hice huyendo
una vez más.

Puedo, colmada la trinchera,
resembrar,
esperar una lluvia tranquila,
mirar a un lado
y esperar, sí, esperar;
o puedo recoger la cosecha seca
de la desatención.

Puedo tan poco que sirva de algo;
puedo seguir, puedo (in)tentar,
puedo –no me sale tan mal– tropezar,
puedo –a veces conviene– asentir o negar,
desdecirme (o mentirme) de nuevo.

O puedo hacer que, al escribirlo,
me duela lo que es debido:
el cuerpo a cuerpo con mi verdad.

miércoles, 2 de enero de 2013

#yo



“Yo es otro”, dijo Rimbaud.

“Yo es nadie”, dijo Parra.

Yo es, mientras hablamos,
tantos que da miedo,
o tan escaso, tan pobre
que te aburre:
yo y, sin embargo,
como cualquier otro;

yo es, en cambio,
mientras callamos,
material de desecho,
mezcla siempre imposible,
tampoco yo / tan poco yo.

Y, de tanto en tanto,
(o algo menos: fugazmente),
un yo, tal vez pretérito,
imagina palabras, su epitafio,
tan cierto y tan ilusorio,
tan improbable como un juramento.

[Yo, que ni siquiera prometo (,)
morir (,) en el peor momento].

Yo, sin que nadie me pregunte
y arriesgando respuestas.

Yo --seas quien seas--
no desaparezcas:
mientras estemos juntos
nada podrá sucedernos.