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jueves, 28 de abril de 2011

FORMULAS PARA GESTIONAR EL DESEO

(I): ORACION SUBORDINADA


Funciona a pilas

de agua bendita;

depositada la confianza necesaria

a golpes de susurro, a veces incluso

a golpes de pecho,

se deja macerar a un ritmo lento,

como cualquier otra esperanza

(excepto las cortazarianas)

y se abandona, si es posible,

junto a velas, bajo bóvedas acristaladas

o en oscuras capillas

(que puede opcionalmente adornar

con porosas osamentas

como simple decoración o para mejorar el efecto).


Se obtiene después,

siempre,

lo que Dios quiera.


Puede repetirse cuantas veces se precise

con idéntico resultado.


(II): DESAMAR


Ahonde en subterfugios,

vigile su espalda (la de él/ella, claro),

hágase (por una vez) la/el interesante.


Responda de forma críptica,

casi jeroglífica,

ante sus preguntas sin sentido

(por ejemplo: “¿salimos?”).


Sea hosco/a, sin sutilezas,

cuando sea necesario.


Sea cruel.


No se corte

(salvo, quizá, en las muñecas

pero como simple advertencia).


Cuando se vea solo/a,

desamado/a,

el deseo resurgirá,

enorme,

desalmado,

ya inútil, para siempre.


Insista, si es necesario

y si tiene el valor suficiente

(perfectamente desenfocado).


(III): AMBICION AMBIGUA


Quiera, pero no tanto

o no siempre

o no a lo mismo

o varias cosas a la vez.


Quiera y no quiera

(incluso querer)

y dude desde ambas

incómodas posturas

(y sus combinaciones).


Ambicione el desapego pero

adhiérase, ferozmente, a causas ambiguas,

lidere empresas arruinadas

sin pestañear

y viva, como si tal cosa,

el deseo desbocado, libre, sin objeto concreto,

la satisfacción de ser capaz de amar

cualquier cosa, sujeto

o predicado.


Ambiguo, observe el mundo

con la sagrada mirada de la indiferencia

(y no permita que se le vea llorar).



(IV): PROCRASTINAR


Sea tenaz:

ni se le ocurra culminar,

terminar, dar brillo, cerrar nada.


Deje siempre para la vida postrera

lo que pueda completar esta misma tarde.


Su vida se poblará de proyectos,

ideas, tareas infinitas como océanos medievales,

selvas inextricables, laberintos llenos de sentidos;

recupere aquellos deberes de primaria

que nunca terminó y dígase:

“soy coherente, siempre fui así”

mientras resiste el impulso de concluir

esa sencilla raíz

cuadrada

(o el problema de los trenes que se cruzan).


No deje de aplazar, dilatar,

dilapidar;

amplíe los plazos y ellos le traerán

una incómoda sensación,

un estúpido (pero irresistible) deseo

de volver a empezar

(una enésima cosa).


En fin, procrastine a mansalva,

procrastine todo,

pero fundamentalmente, el fin

(es lo más difícil, por eso, insisto:

cras, cras,

deje el fin para otro día).


El dolor al reconocerse

cruzando alguna meta,

puede que sea eso,

¿quién sabe?


Usted,

nunca,

desde luego.

miércoles, 27 de abril de 2011

A CIENCIA CIERTA


(desde Bill Bryson, Una breve historia de casi todo)


En 1717, Daniel Gabriel Fahrenheit desarrolló el primer termómetro de suficiente precisión. Después lo calibró situando el punto de congelación del agua en 32 grados y el de su ebullición en 212. Todavía se desconoce porqué utilizó esos números y, de igual forma, cómo alguien puede ser tan brillante e irracional simultáneamente. Ni cómo calibrar ambos extremos.


La Corriente del Golfo transporta, a diario, una cantidad de calor equivalente a la producción de carbón mundial de diez años. La Corriente del Golfo es, por tanto, un fenómeno colonialista, gratuito y claramente insostenible que sólo persigue el bienestar de las Islas Británicas.


15 centímetros cúbicos de greda de Dover (no me pregunten: busquen en Internet) contiene más de 1000 litros de CO2 comprimidos. La greda de Dover es, por tanto, una (bellísima) arma de destrucción masiva (sin espoleta).


La Naturaleza, esa fuerza audaz y, por tanto, desmanotada, lanza a la atmósfera unos 100.000 millones de toneladas de CO2 al año, casi 30 veces más que los humanos con sus coches y fábricas. En su disculpa diremos que la Naturaleza no ratificó Kyoto (pero viceversa).


El agua lo invade todo: una vaca es un 74% de agua, un humano, alrededor de un 65%, una patata un 80%. Desde este punto de vista, nos parecemos más a una patata que a una vaca. Lo que resulta realmente alarmante (y milagroso) es que un tomate, con lo bien que le va al pan en determinadas comunidades autónomas, sea un 95% de agua.


Si el mar decidiera desecarse y el viento, después, esparciera su sal habría suficiente cantidad de ésta para cubrir toda la tierra del planeta con una capa de 150 metros de espesor. Menos mal que el mar, tan salado, paradójicamente, no sabe.


Dice David Attenborough que la ballena azul tiene unas proporciones tan gigantescas que algunos de sus vasos sanguíneos son tan anchos que podrías bajar nadando por ellos. Dice Woody Allen que para qué.


Los picos de los calamares gigantes, obviamente indigeribles, se acumulan en el estómago de sus depredadores, los cachalotes, formando sus restos una pasta informe y gelatinosa llamada “ámbar gris” que, tras extraerse de los cadáveres de estos bellos animales marinos, se emplea ampliamente en perfumería. Supongo que a partir de ahora verás tus cosméticos con otros ojos (o picos).


Las malas intenciones no ocupan lugar: un virus es un trozo de ácido nucleico dispuesto a joderte la vida, en cualquier momento. Y, atento, un compañero de trabajo es mucho más grande que un virus.


Al final, los científicos son los únicos que no saben nada a ciencia cierta.



sábado, 16 de abril de 2011

JUEGO DE SUMA CERO

Hoy

perotambiénayeryporquénomañana

nos jugamos la vida


y me apuesto tu muerte


a que salga un siete

en este dado solitario


a que te parta un rayo

sin indicios de tormenta,


a que no haya Mayo

esta primavera.


Hoy,

estamismatarde,

me juego la vida

en un duelo a primera sangre

o a última coronaria.


Mañana,

en el hipotético caso

de volver a disponer de

risa

hambre

y reflejo,

—y no sin una cierta amenaza

de defunción—

funcionaré

de prestado

aguardaré

disimulando

despistaré

haré como que no aprecio

—no, no tanto—

la vida,

no sea ya,

no sea que,

no sea yo.


Te echo una carrera,

de tu nombre

a tu epitafio,

desde el llanto

hasta el quinto o el décimo

aniversario.


Y a ver si ganas:

me juego la vida.

martes, 12 de abril de 2011

DE LO INUTIL

Es inútil
llamar a las cosas por su nombre
(ellas nunca lo reconocerán);
matar el deseo, gobernar el alma,
es inútil
acostarse como en un ritual
y pretender, después, soñar.

Es inútil
comprar un cuaderno nuevo
cuando ya no quedan palabras nuevas por apuntar.

Es inútil
la regla del nueve,
la ley de la palanca,
la astronomía para ver de lejos,
o llevar gafas para verte de cerca.

Es inútil
apuntar (incluso entre los ojos)
para no olvidar,
pensar en colores y vivir
en blanco y negro,
llevar casco en una guerra nuclear,
vivir de leyendas, beber
(excepto beber de verdad),
es inútil amar los objetos
que no te corresponden.

La poesía es inútil, por supuesto,
y la ansiedad,
los bálsamos,
los paños de lágrimas
(particularmente al amanecer),
las oraciones que cuestan una eternidad,
también, inútiles, también,
las frases tan redondas que se muerden la cola
son lo que son:
verdades a medias, verdades
a medida que se apagan
(ya).


jueves, 7 de abril de 2011

EN LA INTIMIDAD DE LOS GOBERNADOS

(desde John Berger)


En la intimidad de los gobernados

surgen dudas que agarran

como raíces de olivos centenarios;

manos hechas jirones de despedirse

ordeñan las cabras,

casi destilan, con delicadeza, la leche

imposible y blanca,

a la luz salvaje del mediodía,

de tantos días demasiado iguales.


En la intimidad de los gobernados

hay una determinación de tierra

y agua dulce,

y también hay hombres que juegan a perder

apedreando oficiales de distinta graduación.


A la sombra de los muros

se tejen sueños de fiebre y romero,

se oye el ruido del casquillo

que cae, junto a una bota de cuero español,

quién lo iba a pensar,

solo un poco más tarde

que el cuerpo de un niño.


En la intimidad de los gobernados

hay algo muy distinto (y más fuerte)

que la esperanza,

hay todo lo contrario de una paciente resignación

y algo cercano a un licor fuerte y amargo,

algo difícil, raro,

no sólo por lo excepcional,

sino por lo esencialmente humano.


En la intimidad de los gobernados

hay siempre un puñal

dispuesto a despertarse,

la fuerza de la arena

contra un muro de hormigón.


lunes, 4 de abril de 2011

FUTBOL

Mi tristeza ha sido la campeona de la Liga de invierno.


Me he dedicado a regatear,

como una mosca entre las cruces del cementerio,

idiota,

con esa leve pulsación en la cabeza

y sin advertir la cercanía del hilo de la tela de araña.


La vida es lo que sucede entre dos copas de Europa.


Y ahora tengo síntomas de Agosto.


El campo limita al Norte con el Mar Muerto

y al Sur con la jubilación.


La línea de cal parece querer atraparme hacia su abismo

y me ha parecido ver la senda que marcaba el carrilero de este mismo equipo

en los ochenta.


La prórroga, tan sobrevalorada, ofrece en realidad nada,

a destiempo,

siempre.


Hubo un momento para haber dado el pase que imaginé

que se curvaba como un sueño lleno de mirlos

y aullidos.


Siempre sucede lo irremediable:

ya han privatizado los saques de esquina

y alguien grita ¡imaginación! desde el Fondo Sur.


Mejor sigo siendo balón.


sábado, 2 de abril de 2011

LA VIDA SECRETA DE LOS PASEANTES

A L.


Los ves a cualquier hora,

a paso lento,

bien provistos de periódicos,

bolsos, abrigos, gafas de sol,

gestos que utilizan como escudos.


Los ves.

Te dedicas, por un momento,

a recomponerlos: con pocos indicios,

cuatro gestos, un detalle,

pecios, briznas de lana,

medias palabras;

con tan poco, los ves.


Los ves y, también, los imaginas,

con una aplicada inteligencia,

que sólo los más bobos

calificarían de “intuición”;

deduces, en un instante,

la vida secreta de los paseantes.


Reconstruyes vidas

que puede que no sean,

que no son o que no fueran,

inventas, retuerces, exprimes fragmentos

que, para otros, son accidentes inconexos.



Y todo encaja.


Y nada -o todo- de lo que deduces,

de lo que sabes,

es ficción.


Tus historias son, ya,

sus verdaderas vidas

(ellos se equivocan al recordar

o al mirarse en un espejo:

sólo pueden -eso mismo- especular).


Recompuesto el puzzle de sus peinados,

de sus chaquetas, de sus acompañantes

(nunca son casuales los acompañantes),

las horas y cadencias al caminar,

y de esos -¿no te habías fijado?-

calcetines desparejados,

adviertes las manchas que hirieron corbatas,

los botines ajados que una vez -deduces-

fueron elegantes.


Sólo una historia encaja.


Sólo una.


La arquitectura,

la puesta a plano,

la cuidadosa deducción,

la anatomía de un saludo,

el tono menor de una mirada.


Otros leen novelas,

incluso ensayos,

¡o poemas!


Nunca aprenden nada.


Mientras tanto,

tú, con sólo percibir , apenas, su aroma,

conoces su vida entera,

recorres el hilo que los ha conducido

hasta esta calle,

hasta este domingo,

desnudos frente a ti

(aunque se te enfrió,

otra vez,

querida, el café).