licencia

Licencia de Creative Commons
po(st)emas by Jose Aguilar is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
Based on a work at postemas.blogspot.com.
Permissions beyond the scope of this license may be available at http://postemas.blogspot.com/.

domingo, 26 de febrero de 2012

SALVADA



En la imaginación de mi hija
hay un mirlo pardo que siempre vuelve.
Y sé que eso la salvará.

Ella siempre pregunta cosas
como por qué se crece sólo hasta cierta edad,
por qué el humo tapa la luz,
por qué te gusta la cerveza si está amarga,
por qué hay que leer si es aburrido,
si es inventado,
si no es de verdad.

Ella piensa en el miedo como en la fiebre,
como algo que se pasa
(que se pasa y ya está).

Y yo quisiera enseñarle,
antes de que (yo) sea demasiado tarde,
la última playa que hemos dejado sin apartamentos,
la única marca de vaqueros que no deja rastro de muertos,
la física inexorable del desorden,
la belleza del spin de un electrón;
enseñarle que puede parecer que sí,
pero que apenas si hay tiempo.

Pero ella ya sabe que lo malo no es que no puedas dormir
sino que te quedes sin sueños.

Mi hija siempre pregunta
por qué no hay más de siete notas,
por qué a alguien se le ocurrió algo tan tonto
como que si mientes te crecerá la nariz
(y a él no le creció),
por qué dicen “en el fondo” cuando quieren decir “de verdad”,
por qué los libros son más altos que anchos,
por qué el vacío conserva (y no absorbe) las cosas
(y de dónde sale, el vacío).

Y yo no sé cómo decirle
que lo que nos hace inteligentes
es lo mismo que, a la vez, nos duele,
que hay demasiadas cosas
(y personas, me temo)
que son mucho menos que la suma de sus partes,
que, la mayoría de las veces y simplemente
yo, hija, tampoco lo sé.

En la imaginación de mi hija
hay un mirlo pardo que siempre vuelve.

Eso sí lo sé
y se lo agradezco,
cada vez más.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Discutible, querido Quevedo, discutible.


Antepasados, en fin, versos sueltos;
no lo dudes, el poema siempre acaba
y el punto final nos cose (con seda
trenzada) los párpados inflamados.

Inexorablemente, como
una llave encaja en su cerradura.

Luego
tal vez (con suerte) nos estudiarán,
con la fría curiosidad de una tesis doctoral;
nos mirarán
con la dedicación estricta que requieren
los tratados, los inventarios,
seremos


Convertidos en fragmentos aislados
sobre portaobjetos, seremos tinta,
agua pasada, listados y polvo,
ceniza exactamente analizada.

Seremos, en algún momento,
antepasados.

Inexorablemente,
a medida de nuestra sepultura,

Luego, quizá, ellos, 
nuestros descendientes,
encuentren el tiempo necesario,
probablemente


Buscarán huellas de nuestras promesas:
no quedará rastro; no hubo victoria,
no habrá leyendas, ni llamas eternas,

Inexorablemente,
no hay más vida que la que arde
(ni otra ribera).

No entenderán por qué,
interpretarán, a tientas, nuestras razones,
justificaciones a granel, por toneladas
(quedarán ocultas, si hubo, las verdaderas),
seremos

objetos de sutil condescendencia,
nos buscarán, rigurosos, sentido:
ciencia será, y ciencia desalmada.

miércoles, 8 de febrero de 2012

WILE E. COYOTE (after P.R.)



El Coyote es mi realidad, y Bugs Bunny mi meta

Persíguelo, corre, ya casi lo tienes,
Wile E. Coyote,
¡corre!
es la vida, tu vida
otra vez,                                            un par de metros por delante;

atrapa, muerde, desgarra...
pero nunca,
(nunca) mires hacia

                          a
                          b
                          a
                          j
                          o.



Ellos te dibujan
(siempre)
con un enorme abismo bajo los pies,
un desfiladero que aparece
en el momento exacto de meterle mano
a tu deseo.

Ellos te han diseñado
     para morir cayendo,
           para perder,
                para morder el polvo:
                     para darle sentido al precipicio.

A él, a ése al que persigues,
le han dibujado unas pestañas demasiado largas:
     es sexo,
          carne,
                demonio,
aunque él, también, eres tú mismo
solo                                                       un par de metros por delante,
                                (repito).

¡Mierda!,
no mires hacia abajo, Coyote,
no mires a cámara
no nos mires

solo, medio segundo antes de empezar
a caer
(con ese gesto de “lo sé / lo sabéis”)
otra vez.

No,
nos lo debes, te lo debes:
no escuches,
no mires,
no te dejes caer;
no hay nada donde apoyarse, por supuesto,
ya lo sabemos,
forma parte del contrato
(del nuestro, también)
¿quién lo duda?


No se trata de eso:
simplemente no mires,
corre, sigue,
¡que le den al pájaro ése!
(y a Chuck Jones
         y a la Warner
                   y a ACME
                           y a la gravedad).

Por una vez, al menos, Coyote, (Wile E.)
haznos ese favor,
no mires hacia
a
b
a
j
o.

domingo, 5 de febrero de 2012

TABLA PERIODICA



La identidad es sólo una ficción que nos tranquiliza.
Lola López Mondéjar
Mi amor desgraciado. Ed. Siruela


Intento clasificar
       caracteres,
          identidades,
               emociones.

Intento encajarlos,
relacionarlos, estructurarlos,
tras su descomposición elemental:

combinando partes alícuotas,
dibujando sus diferencias,
derivando similitudes:
construir así una tabla periódica
de lo humano
que ayude al exhaustivo análisis
de las normas,
        de las pautas,
            los patrones, 
                  los modelos;

hago un catálogo minucioso
de las excepciones.

Deduzco lo esencial,
lo organizo.

Según avanzo me admiro
de los hombres alcalinos,
de las mujeres de temperamento lantánido
y las jóvenes tierras raras donde anidan
frases aún halógenas en cuerpos anfígenos,
y esos, los de siempre, los irremediables
egos henchidos, inflamados
de gases nobles.

Los observo a todos
bien anclados en el nicho
que les he dibujado,

escribo a mano las etiquetas,
sus denominaciones exactas;

con precisión de químico, de entomólogo,
analizo sus relaciones,
sus períodos, sus orbitales;

delimito sus fronteras y coloreo
bloques que delimitan analogías,
parecidos obvios,
deduzco absolutos y relativizo hallazgos,
observo los espacios vacíos
de personas por descubrir,
de sensaciones aún no inventariadas
      (lo que falta entre la fe y la ignorancia,
                   el estrecho espacio entre un recuerdo y la nostalgia,
                               el intervalo entre lasitud y agotamiento)

predigo el hallazgo futuro
      del criterio que media entre el conocimiento y las teorías,
                 de la esencia que comparten las coincidencias
                            y la distancia que negocia la venganza y el juicio.

Me centro en lo elemental
e invoco mundos,
descubro espacios,
expando las posibilidades;

me figuro un experto
me convierto en un maestro,

mi monstruoso y equilibrado
descubrimiento, mi hallazgo;

contemplo mi tabla periódica
y oigo la partitura universal, el mapa completo
de la identidad, de lo humano.

Perfectamente clasificado.