Insinué
generosos inconvenientes,
deslumbrantes, diferentes,
(pero no quisiste leer).
Mencioné
privilegios, talismanes
y los beneficios reales
de recorrerlos a pie.
Apunté
inciertas posibilidades,
amar tus habilidades,
salir a cenar, después.
Supuse
que no era el mejor momento
para abrir cajas vacías
y recorrer las tres almohadas
que, desnuda, deshacías.
Recelé
de tu leve movimiento
de las cosas que no decías.
Sin mediar media palabra
sospeché que no querrías
Y admiré
tu elegante aburrimiento,
transparente como el día.
Miré hacia el muro de tu espalda
y supe entonces
que te aburría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario